domingo, 26 de agosto de 2012

Crónica Rover.


En Enero comenzó un sueño.

En una reunión de ese mes, solo tengo claro que fue un sábado, salió ganadora la propuesta de ir a la isla de Brownsea.
En cierto modo, este lugar representa muchas cosas: Representa una vida entera cargada de escultismo. Representa el cargarse una mochila al hombro, y vivir mil aventuras. También representa un comienzo, y comienzo siempre implica final.
Ciertamente fue un final para 3 personas de último año, que quiero con locura, y por las cuales me hartaré a llorar cuando llegue el momento.
Pero ese final, como en los cuentos, fue un final feliz. Un final que quedará grabado en la memoria de 4 personajillos, y en la mía especialmente.
Porque fue un final inolvidable, inigualable. Un final idílico, utópico, lleno de emociones y de escultismo.

Yo a los 10 años entré en los scouts.
Comenzó como un divertimento, y aún recuerdo la colonia de Búho la vez que entré por primera vez en el local de Busto.
Me lo pasaba muy bien en las acampadas, aprendía a hacer nudos, amarres, a vivir en patrulla y determinados valores como la amistad, el compañerismo, el compartir... Incluso ahora recuerdo al primer equipo de scouters de tropa, formado por Raquel, Nunu y César.
Dos años más tarde, el grupo Ashanti (donde hice mi promesa, y donde tuve mi primer contacto con el escultismo) se integró en el grupo Chan, un grupo más grande, con más posibilidades.
Durante mi primer año, conocí a mis nuevos compañeros, los que me iban a acompañar durante el resto de mi progresión.
Conocí a Cristina, a Paloma, a Yolanda, a Valeria... chicas de mi generación, que siempre estarían conmigo. Conocí a Jorge y a Elena, con un año más. Y también conocía a Laura, a Valle, a Su, a Andres y a Iago, mi guía cuando estabamos en la patrulla de los hurones Hurones.
Más tarde, después de pasar a ser trébol y completar mi progresión en la Tropa, pasé a esculta, rama en la que abandoné en mi primer año, por motivos personales.
Volví cargado de energías en mi segundo año. Fue un año de superación y madurez personal para mi. En 3 meses completé los dos pasos de progresión de la esculta, y trabajé como en el que más en el proyecto para ir a Griébal (un pueblo scout en aragón). El campamento fue uno de los más importantes para mi. La primera semana, en el campamento, fue divertidísima, nos lo pasamos genial con Nunu y Jesús.
La segunda, nos cargamos las mochilas al hombro, y todos los escultas partimos junto con Dani y Diego  a Griébal. Nos lo pasamos bastante bien, aunque tuvimos muchísimas broncas, sobre todo con Diego. Tengo la certeza de que esas broncas (que las recordaré toda la vida) y la forma en la que las resolvimos, convirtieron a Diego unos meses más tarde en mi padrino, que en los scouts es una persona que eliges, con la que tienes afinidad y te acompaña para guiarte en tu progresión. Tu guía personal, y tu amigo, aunque de forma diferente.
Este año en clan, fue de lo más emocionante. Paloma, Yolanda y yo nos juntamos con nuestros guías, que ya se habían convertido en amigos cuando íbamos en tropa. El encuentro entre nosotros fue un tanto raro, pero pronto volvió la confianza que habíamos tenido.
En enero, decidimos realizar la empresa colectiva del clan en Brownsea, una isla que significaba muchísimo para nosotros.
A decir verdad, empezar, empezamos fatal. Casi nadie llegaba al mínimo de croissants, las comisiones funcionaban lo justo para que no se les echara la bronca, y no había mucho ánimo. En mayo, empezó el trabajo de verdad. Sólo habíamos conseguido 800 euros, y teníamos que conseguir alrededor de 3000. Hicimos una reunión en la que se preguntó si de verdad queríamos ir a Brownsea, qué nos motivaba y qué no. Quedamos 5 personas: Valle, Iago, Laura, Elena y yo.
Empezamos a trabajar como locos (aún recuerdo la sensación de levantarse un domingo a las 8 de la mañana), a pensar nuevas vías de financiación. Hicimos un concierto en la Moon en el que tocaron ''Sarabia'' y ''Seica chove'', y otro en el ''Dado Dadá Jazz Club'' en el que tocaron ''Adóbriga'' y ''Los Vizarros''.  Hicimos también una cena y, despues del campamento, un 31 de Julio, cogimos nuestras mochilas, nuestro dinero (aún en  euros), y pusimos rumbo Norte a Brownsea.
Todavía recuerdo la alegría (despues de tantos madrugones, tantas comeduras de tarro y tantas discusiones) de ver al horizonte de Poole Quay la isla. Aún fué más el desembarcar  y caminar por las sendas que llevaban a la zona de campamento, la zona del primer campamento.

Acampamos allí durante 7 días, del 1 al 9 de agosto, los días en los que 105 años atrás, estuvieron acampados 20 muchachos, en un campamento experimental que dio lugar a todo esto. Parece mentira que nueve días de escultismo un siglo atrás cambien la forma de ver la vida de millones de muchachos. Que siete de esos muchachos valoren un lugar simplemente por el lazo espiritual que te une a él, y que se pueda convertir en tu hogar, aunque nunca antes lo hubieras pisado.

Esto demuestra que lo que empezó como un divertimento, se convirtió en una forma de vida. Una forma de vida, que durará para siempre. Una manera de ver las cosas de forma diferente.

La verdad, Brownsea fue lo más importante a nivel scout que me halla pasado en toda mi vida, y esta experiencia solo podía haberla vivido con vosotros, así que muchas gracias por haber estado ahí. Nunca olvidaré este último viaje, porque nunca se va a repetir, o por lo menos, desde la misma perspectiva.

Buena ruta, pseudoconatos!



Elena, va a ser difícil superarlo, no crees? :P

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